En la adolescencia es importante romper las normas, rebelarse, crear una identidad y luchar por ella. La adolescencia es una etapa donde nos sentimos perdidos. No somos niños, no nos gustan que nos traten como tal. Pero tampoco somos adultos y, muchas veces, nos falta experiencia y herramientas para hacer frente a todos los cambios que vienen de golpe. Necesitamos demostrar y demostrarnos que somos personas independientes. Eso nos hace sentir un poquito mejor, entre todas nuestras dudas e inseguridades.

La OMS define la adolescencia como el periodo de crecimiento y desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y los 19 años. Es la etapa de transición más importante en la vida humana, que se caracteriza por un ritmo acelerado de crecimiento y de cambios.

Esos chicos y esas chicas ideales, los pequeñines y las pequeñinas de la casa que solíamos portarnos bien y obedecer, de repente nos comportamos de manera contradictoria, agresiva, empezamos a vestir una ropa carísima a la vez que extraña, no hay quien nos entienda (porque no, no podéis entendernos) y al menor comentario o sugerencia nos ponemos hechos unos basiliscos. Cuando planteáis las normas familiares, cualquier trivialidad convierte la casa en un verdadero campo de batalla ¿qué nos está pasando?

No resulta fácil adaptarse a un cuerpo que empieza a cambiar de manera visible. Tampoco es sencillo adaptarse al caos interior. En la adolescencia, aparecen sentimientos y emociones que desconocíamos hasta el momento ¿puedo hacer algo?

Ante todo, tened mucha paciencia, pensad que el objetivo de mi comportamiento no es hacer daño, aunque lo haga. No es nada personal, de verdad. Sólo reclamo algo de independencia, aunque no sé cuánta ni cómo buscarla, ni siquiera para qué la quiero, es algo nuevo, algo que desconozco, algo que ahora necesito. Probablemente, tampoco lo reclamo de la mejor manera posible. ¿Cómo puedo pedir intimidad y explicaros que necesito tiempo para mí, para conocerme mejor, para investigar?

Aunque aparentemos seguridad en nuestras actitudes y comportamientos, nos sentimos tremendamente inseguros. Por un lado, necesitamos alejarnos de los padres y del ambiente familiar en el que, hasta ahora, nos desenvolvíamos para salir a la calle y encontrar nuestra propia manera de actuar, de relacionarnos, de sentirnos adultos. Necesitamos descubrir que somos capaces. Pero, por otro lado, seguimos necesitando protección y alguien que nos señale, al menos, los límites que existen. Seguramente, no todos los caminos que elijamos sean los mejores. Sin embargo, aprender a equivocarnos y gestionar los errores y la frustración, es muy importante en el mundo adulto en el que nos veremos inmersos dentro de poco. ¿Podéis acompañarnos en la caída y/o en el éxito?

Los adolescentes, somos las personas más críticas y duras con los demás. Solemos reprochar a nuestros padres porque, durante la infancia, han sido nuestros referentes mitificados que, ahora, nos toca desmitificar para conseguir sentirnos seguros siendo independientes de vosotros.

Aunque no lo parezca y, aunque no siempre respondamos a vuestras preguntas, nos gusta que nos preguntéis cómo nos sentimos. Vuestra versión sobre los hechos no nos interesa si no os interesáis por la nuestra. Solo queremos ser escuchados para sentirnos mejor, y ver que formamos un equipo, a pesar de que luchemos por separarnos de vosotros. Esta sensación de equipo es la que, a la larga, recordaremos.

Ser adolescente no es tarea fácil

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