Comienza el nuevo curso escolar y los niños empiezan su nueva rutina. Las clases, las actividades extraescolares, nuevos amigos y profesores, reencuentros con personas que ya conocían y que, puede que se mantengan igual o que hayan cambiado en algunos aspectos.

Después de casi tres meses de vacaciones, la vuelta al colegio implica cambios en los horarios que, en verano, suelen ser más permisivos. Esto implica cambios en la rutina del sueño, en la alimentación, en el tiempo que se dedica al juego, etc. Además, hay un aumento en las horas destinadas a hacer deberes, los cuales se realizan después de haber cumplido el horario escolar. Esto conlleva a que los niños estén cansados.

Ahora, en septiembre, con la vuelta al colegio, comienzan sus responsabilidades. Sin embargo, también afecta al ritmo de los padres, quienes deben adaptar sus horarios laborales para compaginarlos con los horarios escolares. Organizar de nuevo quién se encarga de las diferentes tareas, etc.

¿Cómo podemos sobrevivir a todo esto?

Todos estos cambios serán más sencillos si conseguimos hacerlos de manera progresiva. Por ejemplo, si hay problemas a la hora de irse a dormir, debido a que nuestros hijos están acostumbrados aún a los horarios de verano, deberemos ir acortando la espera de irse a la cama de 15 en 15 minutos. Con el fin de poder favorecer el sueño y que esta hora no se convierta en un problema.

Por otro lado, es positivo que los niños se involucren en la compra del nuevo material escolar, de libros, etc. Esto hará que consideren esta responsabilidad como parte de ellos y no como algo tan impuesto.

También puede haber problemas con las comidas. Muchos niños empiezan a comer en comedores escolares, y es normal que, al principio, se quejen de que la comida no les gusta tanto. Pero en pocos días, es muy probable que se habitúen a la nueva alimentación. Esto también pasa con aquellos niños que comen en casa, pero las comidas se vuelven menos apetecibles, introduciendo más verduras, legumbres, pescado…

Para que los niños no se agobien con los deberes, es mejor que se realicen después de haber descansado un rato, tras volver del colegio y que, después de estos deberes, tengan la posibilidad de realizar alguna actividad que sea gratificante para el niño. Bien sea jugar, realizar alguna actividad extraescolar, ver una película o descansar.

Es muy importante que los niños conserven, en esta época, momentos de juego y esparcimiento. Esto promueve la creatividad, la imaginación y el bienestar. El uso de consolas y aparatos tecnológicos se recomiendan después de haber realizado la tarea, pero no antes.

Una clave para acoger bien los cambios es la habituación. Las rutinas aportan seguridad y tranquilidad, pero para introducirlas, es muy positivo que se informe con tiempo de qué ocurrirá. También es muy importante que los niños encuentren momentos de afectos: al volver del colegio, mientras explicar acontecimientos del día, a la hora de ir a dormir…

Una vez más, recordamos que los niños aprenden observando a sus referentes. Si mostramos paciencia y control sobre las situaciones estresantes, ellos aprenderán que los cambios son parte de la vida y que, no necesariamente son negativos, si sabemos cómo hacerles frente y encuentran apoyo en nosotros.

¿Cómo sobrevivir a la vuelta al cole?

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